sábado, 6 de febrero de 2010

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte."

Ayer fue el día del entierro de Ahuítzotl- nuestro último rey.
Su familia envolvió su cuerpo en grandes hojas de agave. El cadáver ricamente vestido fue depositado en una tumba subterránea donde había unas jarras, unas ollas y unos esqueletos de perros. Se dice que estas cosas ayudan llegar al mundo subterráneo. Los sacerdotes habían adornado con bisutería de madera, verdes cuentas y dorados cascabeles los cuerpos de los perros. Durante el entierro todos los habitantes de Tenochtitlan se vestían de forma muy alegre con amarilla ropa y rojas máscaras.
Nosotros- los aztecas creemos en la otra vida. Es seguro que Ahuítzotl llegó a "edén azteco de Tlaloca- " porque había muerto por el agua. En nuestro país los guerreros son enterrados en el este de la ciudad porque El Sol- uno de nuestros Dioses bebe la sangre de estos muertos durante la salida. Los guerreros después de la muerte van a "Casa del Sol", son elegidos de los Dioses.

Nosotros alimentamos al Sol. Este Dios come los corazones del hombre y por eso tiene fuerza para pasear por el cielo. Matamos a voluntarios pero también organizamos las guerras para tener prisioneros de guerra. Después de la muerte los sacrificios viven con el Sol en "Su Casa" pero pueden volver a la Tierra como una mariposa o un colibrí. En futuro os contaré sobre esta ceremonia.
En el oeste de la ciudad hay unas tumbas de mujeres muertas (por ejemplo por aborto) porque su sangre es perjudicial para El Sol. Los espíritus de los bebés van a "Casa del Sol".




Otra gente después de la muerte llega al mundo subterráneo-
Mitclan.
La vida en Mitclan es muy triste ( por ejemplo el rey de este mundo - Miclantecuhtli castiga a la gente por malgastar el maíz en la Tierra). El camino para llegar al mundo subterráno es muy largo y difícil. Un muerto tiene que pasar por altas montañas, ocho desiertos, vencer a unas bestias. Después de hacerlo el muerto puede llegar a Mitclan por un río sobre el lomo del rojo perro.
En nuestra religión la muerte es el más importante momento de la vida, todos quieren morir como los guerreros o los sacrificios.
Ayer me sentía melancólico, pero comprendí que empiecé nueva etapa de mi vida- decidí ser nuevo rey de Tenochtitlan.

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